SENNIN

23.09.2020

Ryunosuke Akutagawa, fue un escritor japonés de corta pero notable trayectoria. Es uno de los autores más problemáticos, inquietantes, versátiles y discutidos de nuestro siglo, no sólo bien conocido en Japón, sino también en Occidente, en donde hace ya bastante tiempo que muchas de sus obras han sido traducidas y presentadas al público. Escribió más de cien relatos, además de ensayos críticos, crónicas de viajes y páginas de diario, obras indispensables para reconstruir su compleja personalidad, tanto de hombre como de escritor.

Nació en Tokio, en 1892, a 24 años del reinicio del contacto de este país con occidente y de la restauración imperial que terminó con dos siglos y medio de régimen feudal. Nueve meses después de su nacimiento, la madre del escritor enloqueció, por lo que su padre, Niihara Toshizo, lo envió a la casa de una tía solterona para que lo eduque.

El niño creció en el seno de una familia tradicional de antiguos y entonces empobrecidos oficiales menores del régimen feudal muy preocupados en guardar las apariencias de un rango ya inexistente. Este niño brillante comenzó a escribir a los diez años ya seleccionar sus lecturas con cuidado. Al inicio de su adolescencia, leía poesía china, ficción japonesa moderna, traducciones de Ibsen y Anatole France.

Un alumno tan destacado ingresó sin dar examen al Primer Bachillerato de Tokio, el camino usual para estudiar luego en la prestigiosa Universidad Imperial de esa ciudad. Graduado en segundo puesto de su promoción de veintisiete, después de haber devorado autores como Baudelaire, Gogol y Strindberg, efectivamente, Akutagawa fue a la universidad donde se especializó en literatura inglesa. Allí, en la revista Shin-Shicho (Tendencias del nuevo pensamiento), publicó traducciones suyas de Anatole France y Keats, un cuento y una obra de teatro. Pero fue en 1915, durante su último año de estudios, que publicó Rashomon, la obra que, aunque desapercibida entonces, le daría fama after.

En 1918 se casó y comenzó a trabajar también en el periódico Mainichi Shimbun, donde estaría ya a tiempo completo desde 1919. El periódico le vendrá, en 1921, ver el mundo pues fue enviado a China y Corea. Un año después, su salud y sus nervios empezarían a resquebrajarse, y con ello, el fantasma de la locura, que le perseguía desde que tuvo consciencia de la enfermedad de su madre, oscurecería la visión que tenía de sí mismo y de su futuro.

Los años pasaron con Akutagawa dedicado a la escritura y, en algún momento, al haiku ya la poesía moderna, hasta que, en 1926, tuvo otro colapso nervioso, esta vez acompañado por manifestaciones físicas. En! 927, luego de enfrentar las deudas heredadas por la muerte de su tío, y del célebre debate literario que tuvo con Tanizaki Junichiro, se suicidó con pastillas a la edad de 35, un 24 de julio. Así como el suicidio ritual del general Nogi por la muerte del Emperador en 1912 ha sido considerado el final de la era tradicionalista y modernizadora Meiji y el inicio de la era moderna y represora Taisho; el suicidio de Akutagawa ha sido tomado como símbolo del final de la era Taisho. (ecured.cu)

A partir de los 10 años


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