LOS MERENGUES

24.08.2020

Julio Ramón Ribeyro se definía como "escritor discreto, tímido, laborioso, honesto, ejemplar, marginal, intimista, pulcro, lúcido: He allí algunos de los calificativos que me ha dado la crítica. Nadie me ha llamado nunca gran escritor. Porque seguramente no soy un gran escritor". Pero en esta última afirmación se equivocó, ya que muchos estudiosos de su obra lo consideran no sólo el más grande maestro del cuento y la narración corta del Perú, sino uno de los mayores de la lengua española del siglo XX; y, con toda justicia, su nombre debe figurar al lado del de Borges, Rulfo, Cortázar, Onetti o García Márquez

Además de numerosos cuentos, el escritor peruano dejó varias manifestaciones teóricas sobre el relato breve, como ésta sobre el punto de partida: "Un cuento, gracias a su brevedad, puede concebirse en su totalidad. El punto de partida es muy variado: una experiencia que me haya sucedido o impresionado, una conversación que escuché de casualidad, una lectura o un sueño. En realidad no hay una receta mágica".

Pero es en los mandamientos de su "Decálogo para cuentistas" en donde condensa con absoluta claridad y lucidez las características necesarias para conseguir un buen cuento. Recordemos algunos de ellos: 1. "El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector pueda a su vez contarlo". [...] 4. "La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender; si todo ello junto, mejor. Si no logra ninguno de estos efectos, no sirve como cuento". 5. "El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin aspavientos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela". [...] 7. "El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral". [...] 10. "El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado".

"Los merengues", es una pequeña y sencilla historia de tono costumbrista contada en tercera persona y en la que predomina la técnica del flash-back que contribuye a que el lector pueda tener un panorama espacio-temporal de lo que está leyendo. El protagonista, Perico, es un niño de familia humilde, obsesionado por los merengues que nunca ha probado pero que "conservaba viva la imagen de varios chicos que se los llevaban a la boca, como si fueran copos de nieve, ensuciándose los corbatines". El cuento narra los denodados intentos del pequeño protagonista por conseguir, como sea, aquellos dulces y cómo fracasa una y otra vez. El tema resulta muy atrayente por el modo en que está tratado, por las descripciones de la conducta y comportamiento de los personajes y cómo se va poniendo en contraposición la ilusión del niño y la terca realidad contra la que se estrella. Al final, decepcionado por su fracaso, a Perico, el pobre e inocente niño, sólo le resta el odio, el resentimiento y la espera "en ese día cercano en que, grande ya y terrible, cortaría la cabeza de todos esos hombres gordos, de todos los mucamos de las pastelerías y hasta de los pelícanos que graznaban indiferentes a su alrededor". (narrativabreve.com)

A partir de los 8 años


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